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Microsoft celebró su particular keynote apenas un día antes de que Apple reuniera a sus correligionarios y medio en la suya. No es únicamente la coincidencia en el tiempo, sino también la sorprendente coincidencia en la presentación de sus productos y en los mercados a los que se dirigen. Apple se mantuvo fiel a su guión y sin desbarrar en exceso, no fue pobre lo que presentó, pero a la firma se le nota demasiado lo calculado y milimétrico de sus movimientos. Microsoft, por su marte, desplegó todo un festival de luces de colores y se llevó el grueso de las alabanzas de los críticos, aunque en esta partida y jugando contra Apple, nunca hay una mano ganadora.
Antes era el irreverente Steve Jobs quien se mofaba del inmovilismo y sobriedad de Microsoft, pero ahora los segundos se han tomado su revancha y de qué manera. El mercado al que ambos de dirigían en estas presentaciones miméticas era el mismo: el segmento de los ordenadores profecionales, pero permítannos el entrecomillado puesto que, en realidad, ambas marcas están borrando las delgadas líneas que delimitan sus productos. En este sentido, ambos sencillamente optan por arrastrar a los compradores de portátiles dedicados al ocio hacia modelos más capaces, y por otro lado, seducir al comprador de portátiles pro con prestaciones centradas en el entretenimiento. Bien pensado, la gran mayoría de los usuarios emplean sus ordenadores para ambos cometidos.
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